top of page

VENCIENDO LA TENTACIÓN

Foto del escritor: sinodoipvsinodoipv

Lucas 4:1-13


Inicia el ciclo pascual con la Cuaresma, un tiempo que nos invita a la meditación, la reflexión y la preparación para responder afirmativamente al camino de la Cruz, del sacrificio y de la entrega de nuestro Señor como Redentor y Salvador.


Hoy el evangelio de Lucas nos lleva a un episodio donde Jesús es sometido a la Tentación, al igual que cada uno de nosotros, sin embargo, sale Vencedor. El texto inicia con la afirmación de que Jesús estaba lleno del Espíritu Santo y fue llevado por él al desierto, donde estuvo 40 días sin comer en comunión con su Padre, de quien dependía su ministerio. Solos no podemos enfrentar la Tentación, es necesario que el Espíritu Santo nos acompañe en ese proceso y nos dé, al igual que a Jesús, la Victoria sobre el mal.


Después de estar sin comer durante este tiempo, tuvo hambre, necesidad vital para el ser humano, al igual que muchos hoy experimentan el hambre, la angustia, la desesperación en medio del desierto, donde no hay una salida visible. Donde el tentador aprovecha para sembrar dudas en Jesús acerca de su Identidad como Hijo de Dios, en la primera y tercera Tentación, según el relato de Lucas. Dudas que constantemente nos alcanzan acerca de nuestra identidad como cristianos en nuestro actuar, nuestra manera de pensar y de dar a conocer a Dios en nuestro diario vivir.

Otro aspecto a destacar es el uso del imperativo “di a esta piedra que se convierta en pan”. Jesús tenía el poder para hacerlo, pero no debía someterse a la voluntad y al mandato del mal, que lo llevaría a hacer uso de su divinidad y obedecer a una voz equivocada. Jesús seguro de su relación con Dios y de su misión, rechaza tales pretensiones de servirse a sí mismo y de desviar su misión que consistía en servir a otros, en acciones que cubran las necesidades existentes a nuestro alrededor. Jesús afirma que no sólo de pan vivirá el ser humano, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios, la cual nutre nuestra vida. Es importante que nos alimentemos bien, que dejemos que Dios nos suministre las mejores vitaminas.


La segunda tentación ofrece a Jesús un camino más fácil para alcanzar su meta, para cumplir con la misión que su Padre le ha encomendado, sin necesidad de pasar por la cruz, sin sufrir, sin hacer el menor esfuerzo, sólo bastaba con postrarse ante el enemigo y así obtener todos los reinos de la tierra. En la actual coyuntura que vive nuestro país podríamos estar tentados a buscar caminos fáciles, a valernos de nuestras influencias para conseguir lo que necesitamos, sin experimentar el sufrimiento, el hambre, la angustia. Olvidando que somos llamados a acompañar, a buscar soluciones y alternativas junto al pueblo, que beneficien a muchos, sin individualismos, ni egoísmos personales.


Hoy pudiéramos estar tentados a obtener el éxito por el camino y el dinero fácil, sin mucho sacrificio, no importando que con eso tengamos que humillarnos, que traicionar nuestros principios, que poner en peligro la vida de nuestra familia, de nuestra comunidad o de nuestro país. Aunque el camino sea difícil, tenga piedras que apartar, tenga montes que arrancar, lo importante es que sirva para que otros transiten por él. Nuestra adoración y servicio debe darse sólo a Dios y se hace visible en el servicio a nuestro prójimo, al enemigo, al que no me tolera, al que no piensa igual que yo.

Por último, el evangelio nos invita a rechazar esas voces que nos gritan, nos demandan que impresionemos, que demos un espectáculo, que demos a conocer el gran poder de Dios. Jesús nos llama a no dejarnos tentar por estas cosas, ni a tentar a Dios para quedar bien y mostrar cuánto poder tiene nuestro Dios. Como verdaderos hijos de Dios debemos cumplir con nuestra misión, que se refleja en el servicio, en el riesgo, en la construcción de nuevos caminos, en comunión con nuestro Dios y guiados por su Espíritu. Siempre vamos a oír voces que nos quieran desviar de la misión, pero debemos estar firmes para resistir todas las acechanzas y tener claro para qué estamos aquí, para qué el Espíritu nos impulsó a determinado lugar o determinada circunstancia y si verdaderamente estamos cumpliendo con el propósito al cual Dios nos ha llamado.


M.L. Zaida Lara

Pastora de la I.P. “Nazareth” en Cúpira y Congregación Getsemaní en San José de Onova.








8 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comentários


Iglesia Presbiteriana de Venezuela

Sínodo Nacional de la Iglesia Presbiteriana de Venezuela.

Calle Colegio Americano, Edificio de la Unidad Educativa Colegio Americano.

Altos de Las Minas, 1080. Baruta, Estado Miranda, Venezuela

Teléfono: 0212 944 53 26. Tel/Fax: (58 2) 943.35.29 y 945.08.08.

Correo electrónico: ipvsinodo@gmail.com

 

  • Icono social Instagram
  • Facebook Basic Black
  • Twitter Basic Black

© 2023 por Iglesia Presbiteriana de Venezuela. Creado con Wix.com

bottom of page