Sin duda alguna y sin temor a equivocarme, una de las cosas que más le encanta a grandes y chicos son los regalos. Un regalo es algo emocionante, es algo que se entrega sin esperar nada a cambio con la intención de transmitir un mensaje de amor o respeto. Generalmente se trata de algún objeto que una persona le da a otra con la intención de felicitarla, agradarla, homenajearla o para cumplir alguna promesa. ¿Recuerdas algún regalo recibido que haya sido muy importante para ti? Alguien dijo: “Por su regalo lo conocerán”. En nuestra sociedad cualquier época del año es un buen pretexto para regalar: cumpleaños, nacimientos, graduación, matrimonios, ascensos, entre otros. Y ¡ay! de nosotros si le ofrecemos algo a un niño y no le cumplimos. Cuando Jesús nació unos visitantes le trajeron sendos regalos, nuestro Dios nos regaló su vida misma en rescate de la humanidad (Jn.3:16).
Esta semana la Iglesia Cristiana celebra la recepción de uno de los más valiosos regalos. El cumplimiento de la Promesa hecha por Jesús a sus discípulos en un momento difícil, el momento de la despedida. En el evangelio de Juan caps. (15-16), podemos notar ese momento. El Señor les dice: “no les dejaré huérfanos...” Que era necesario que él se fuese para que pudiese venir el “otro Consolador”, el Espíritu de Verdad, quien convencería al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Y les guiaría a toda verdad. Les animó a NO TENER MIEDO. Que estaría con ellos siempre, hasta más allá de la misma muerte. La misión principal del Consolador según la lectura es la de dar fuerza y poder a la iglesia naciente para anunciar con denuedo la Buenas Nuevas de Salvación a pesar de la persecución de la que serían objeto. Y fue en la misma fiesta judía de Las Cosechas que el Señor cumplió con lo prometido y todos los presentes en esa festividad fueron testigos de aquel gran acontecimiento. A partir de ese momento: “… el Señor añadía cada día a la Iglesia, los que habían de ser salvos.” Hch. 2:47.
Hoy agradecemos al Señor el cumplimiento de su promesa, y que su Espíritu no solo nos acompaña, sino que también mora en nosotros. En medio de cualquier situación por complicada que parezca, siempre está presente proveyendo todo lo necesario, trabajando a favor de su pueblo y conduciéndonos hacia la victoria. Y revestidos de su Gran Poder para ser testigos y anunciar a otros el mensaje de salvación. La Iglesia del Señor nació UN DÍA DE PENTECOSTÉS, es nuestra responsabilidad vivir en un pentecostés activo, guiados por el Espíritu de Dios.
¡¡¡ÁNIMO, NO ESTAMOS SOL@S!!!
ML Carlos Blanco
Pr. IP “El Buen Pastor”
Guatire-Miranda
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