Lectura Mateo 10:40 – 42.
“El que a vosotros recibe, a mi’ me recibe; y el que me recibe a mi’, recibe al que me envió’. El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá’; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá’. Y cualquiera que de’ a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo de cierto os digo que no perderá’ su recompensa”
Una de las semejanzas que tenemos nuestro Padre celestial y nosotras (os) es, con los ojos que miramos a nuestras (os) hijas (os). Siempre nos parece que no terminan de crecer.
Inconscientemente, nos parece que continúan pequeños. Dios nos llama en su Palabra: “Mis pequeñitos” nos mira con ojos de ternura y de amor, como la madre a sus hijitos (as). Además, Dios se muestra celoso por lo que nos puedan hacer. Le importa mucho cómo nos reciben
Y nos tratan. Ese cuidado que Dios tiene para sus hijas (os) que le siguen también, se lo ofrece a aquel que nos recibe. ¿Cuál es la recompensa que Dios le tiene a quien recibe al profeta y al justo? Pues, nada más, ni nada menos que la salvación, el perdón de pecados y la vida eterna.
Es la gran bendición que nuestro Padre amado, te ofrece. No huyas, no rechaces el mensaje que estos pequeñitos te traen a tu puerta. Sólo están obedeciendo lo que Dios les encomendó’, porque son mensajeras (os) y te traen ese premio “Bendiciones para tu vida” el regalo más caro que pueda haber: “La vida, la sangre de Jesús, fue el costo con que pago’ ese regalo para darte vida y vida en abundancia. Dios te ama, ven a Él.
M. L. Osdalys Francia de M.
Pastora Iglesia El Buen Pastor
Santa Bárbara del Tuy - Edo Miranda
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