Encontramos varios puntos interesantes en estas dos historias de sanidad que nos debe llamar la atención y que trataremos en este pequeño espacio, encontrar esas enseñanzas que de seguro tu encontraras muchas más.
En la primera historia, encontramos a un jefe de la sinagoga que se arroja a los pies de Jesús, suplicando sanidad para con su hija, reconociendo en Jesús el poder que tenia de sanidad, sin importar quién era el o que representaba, se humillo a los pies de Jesús delante de una multitud que seguía a Jesús. En medio de esta suplica surge otra situación y es la segunda historia de una mujer que padecía hemorragias y lo que esto conlleva en deterioro físico y emocional, a pesar de haber acudido a diferentes médicos no había logrado ser sanada de esta aflicción, es por ello que en medio de la multitud ella busca en Jesús la sanidad, solo con tocar su manto basto para ser sana inmediatamente, tanto ella como Jesús se dieron cuenta del milagro que había acontecido, ella pudo haber callado porque había mucha gente, pero ella no callo el gran milagro que le había sucedido y se acercó a Jesús se arrojó a sus pies, confesando la verdad de lo que había acontecido, Jesús confirmó esta sanidad delante de la multitud.
La primera historia había quedado como decimos en suspenso, pero era para que Jesús pudiera manifestar una vez más el otro milagro de sanidad, en medio de la tribulación y la desesperanza que produce la perdida física de un ser amado, Jesús llega para traer calma en medio de la situación dando sanidad y alegría.
Ambos milagros nos dan una gran enseñanza para lo que estamos viviendo hoy en día a nivel mundial con esta Pandemia.
1. Humillarnos, rendirnos a los pies de Jesús, reconociendo que él tiene el poder de sanarnos, esperando su tiempo, el jefe de la sinagoga tuvo que esperar, pero siguió allí a pesar de que la situación aparentemente era contraria por el tiempo que significaba perder a su niña, y fue así que surgió el milagro, PERSEVERANDO en la oración, clamando a él y confiando en su tiempo.
2. A pesar de ser una mujer, el miedo que producía ser rechazada, por el contexto histórico-social, esta mujer persevero y se enfrentó a la multitud, diciendo la verdad de lo que le había sucedido, obtenido el milagro de ser sanada.
Nosotros debemos ser valiente a pesar de las situaciones que podamos estar viviendo, contar lo que Dios ha hecho y sigue haciendo en nuestras vidas, muchas veces callamos los milagros por miedo, pena o temor, es el momento de ser valientes como esta mujer y el Jefe de la sinagoga que esperaron ser sanados pero una vez sanados no callaron su milagro.
Seamos perseverantes allí está la esencia, ser constantes en la oración y no callar los milagros que Jesús está haciendo en nuestras vidas.
Rvda. Zulema Garcia de Rojas
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