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Reflexión Juan 17:1-11

Foto del escritor: sinodoipvsinodoipv

• En el evangelio de hoy, vamos a meditar las palabras que Jesús dirigió al Padre en el momento de la despedida. Juan conserva estas palabras y las coloca como pronunciadas por Jesús durante el último encuentro de Jesús con sus discípulos. Es el Testamento de Jesús en forma de plegaria, también llamada Oración Sacerdotal.

• El capítulo 17 del evangelio de Juan es el final de una larga reflexión de Jesús, iniciada en el capítulo 15, sobre su misión en el mundo. Las comunidades guardarán estas reflexiones para poder entender mejor el momento difícil que atraviesan: tribulación, abandono, dudas, persecución. La larga reflexión termina con la oración de Jesús para las comunidades. En ella afloran los sentimientos y las preocupaciones que, según el evangelista, estaban en Jesús en el momento de salir de este mundo para el Padre. Ahora Jesús está ante el Padre con estos sentimientos y con esta preocupación, intercediendo por nosotros. Por esto, la Oración Sacerdotal es también el Testamento de Jesús. Mucha gente, en el momento de despedirse por siempre, deja algún mensaje. Todo el mundo guarda palabras importantes del padre y de la madre, sobre todo cuando son de los últimos momentos de la vida. Conservar estas palabras es como guardar a las personas. Es una forma de añoranza.

• El capítulo 17 es un texto diferente. Es más de amistad que de razonamientos. Para captar bien todo su sentido, no basta la reflexión de la cabeza, de la razón. Este texto debe ser meditado y acogido también en el corazón. Por esto, no hay que preocuparse si no se entiende todo de inmediato. El texto exige toda una vida para meditarlo y profundizarlo. Un texto así, hay que leerlo, meditarlo, pensarlo, leerlo de nuevo, repetirlo, rumiarlo, como se hace con un caramelo en la boca, un caramelo que gusta. Uno le da vueltas y vueltas en la boca, hasta terminarlo del todo. Por esto, cierra los ojos, haz silencio dentro de ti y escucha a Jesús que te está hablando a ti, transmitiéndote en el Testamento su mayor preocupación, su última voluntad. Trata de descubrir cuál es el punto en que Jesús insiste más y que considera el más importante.

• Juan 17:1-3: ¡Ha llegado la hora! “Padre, ¡ha llegado la hora!" Es la hora largamente esperada. Es el momento de la glorificación que se hará a través de la pasión, muerte y resurrección. Al llegar al final de su misión, Jesús mira hacia atrás y hace una revisión. En esta plegaria, él va a expresar el sentimiento más íntimo de su corazón y el descubrimiento más profundo de su alma: la presencia del Padre en su vida.

• Juan 17:4-8: ¡Padre, reconocerán que vengo de Ti! Al volver a ver su vida, Jesús se ve a si mismo como la manifestación del Padre para los amigos que el Padre le dio. Jesús no vivió para sí. Vivió para que todos pudiesen tener un atisbo de bondad y de amor que está encerrado en el Nombre de Dios que es Abba, Padre.

• Juan 17:9-11a: Todo lo mío es tuyo, todo lo tuyo es mío. En el momento de dejar el mundo, Jesús expone al Padre su preocupación y ora por los amigos que él deja atrás. Ellos continúan en el mundo, pero no son del mundo. Son de Jesús, son de Dios, son señales de Dios y de Jesús en este mundo. Jesús se preocupa de las personas que quedan, y ora por ellas.

Jesús ora por los discípulos de entonces y por nosotros y sus creyentes de hoy. Esta oración es necesaria para personas, familias y grupos en necesidad de protección y aliento en medio de la opresión que sufren día a día. En aquel entonces, los creyentes sufrían persecución y martirio. Hoy deben soportar represión las “voces de conciencia” que denuncian la violencia sistémica o se enfrentan al abuso de poder. Los conflictos que se desatan cuando llega la persecución que origina la lucha por una sociedad más justa, pueden traer desorientación y hasta fragmentación.

Otro asunto en que pone el énfasis este texto es el hecho de conocer a Dios en Cristo Jesús. La atención no está puesta en una institución ni en una agenda religiosa. Predicamos a veces sobre la “santa doctrina,” y esta es importante y necesaria. Pero el centro de esta oración de Jesús no es la iglesia ni la denominación; es la vida eterna. Aquí está el núcleo de la fe cristiana y el fundamento del discipulado cristiano. Conocer a Jesús es el principio y la fundación de la fe y la tradición cristiana. Conocer a Jesús produce una nueva vida nacida de Dios, “de lo alto” (Jn 3:31). Es una vida cualitativamente diferente de la vida “del mundo.”

Así que, para que se cumpla esta oración de Jesús hoy, se requiere una comunidad de fe que se nutra de la vida para producir vida, y no muerte, destrucción ni desunión. Jesús ora por la unidad, y esto va en contra del individualismo desenfrenado que vemos diariamente y que incluso propagamos, a veces sin darnos cuenta.

La unidad es la clave para que se cumpla la oración de Jesús en nuestras comunidades. En la unidad están la fuerza y la obediencia de la fe en Cristo. La unidad es la manifestación de la vida en Cristo para todos los que creen y lo reciben hoy y mañana. En la unidad se verá la vida de Dios encarnada en nuestros proyectos e iglesias.

Pastor: Rev. Yumar Ferrer

Venezuela





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