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NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO

Foto del escritor: sinodoipvsinodoipv

Mateo 13: 24-30, 36-43


Una vez más Jesús como buen pedagogo enseña en Parábolas, y como en la mayoría de los casos, sobre “El Reino de Cielos” sólo que esta vez lo hace de manera “Escatológica”, es decir, sobre el “Juicio Final” y ese tipo de asuntos futuristas; pero, así como habla sobre el futuro, también nos habla sobre el presente, ese tiempo que transcurre entre tanto.



Es el mismo Jesús quien explica la Parábola y eso nos da ventaja, sin embargo, siendo que no somos los lectores originales de los Textos Sagrados (en Tiempo, Espacio y Cultura), se hace importante ampliar la magistral explicación del Maestro de Maestros.


En primer lugar, “la cizaña” o “mala hierba” es una planta que durante su formación y desarrollo es idéntica a la planta de trigo, pero que, al madurar la planta se distingue físicamente del trigo siendo que la espiga del trigo se inclina por el peso de sus frutos mientras que la espiga de la cizaña se mantiene erguida al no tener el peso que produce los frutos; y también químicamente (esencia) puesto que la semilla de la cizaña es venenosa mientras que la semilla del trigo es alimento.


Por otro lado, hay un detalle poco conocido, y es que en la antigüedad se acostumbrara entre enemigos (de cualquier índole) “sabotear” las siembras de trigo sembrando cizaña, y muchos para no desperdiciar recursos, mandaban a cortar la cizaña en tiempo temprano, pero esto implicaba el riesgo de perder en la faena, plantas de trigo, trayendo como consecuencia, muchísimo menos trigo en la cosecha, y con ello muy malos resultados.


Por último, aunque no corresponde a este domingo la siguiente cita: Mateo 7: 15-20, mantiene una clara conexión con la cita de hoy, y en definitiva es el “truco” o “clave” en esta enseñanza. Justamente son los frutos lo que demuestran en concreto quien es quien, o más claro aún, quién pertenece a quién. Pero este hecho no impide el que el trigo y la cizaña crezcan juntos, Jesús insiste en que deben crecer juntas ambas plantas hasta el momento de siega (cosecha).


Jesús en el Getsemaní oró: “no te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal”, y es que quienes permanecemos al Reino de los Cielo debemos convivir con quienes no lo son en esta misma Tierra, esto nos hace más fuerte y muestra la Misericordia de Dios, para con nosotros/as y por medio nuestro, recordemos que por sí sola la planta no nace y no da fruto sino cae en la tierra y muere, y que quien la siembra es el Hijo del Hombre, es decir Jesús; es por medio de Él que viene la Salvación.


M.L. Nyeser Gómez Pastor en la IPV

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