top of page

“NO TENGAN MIEDO OVEJAS MÍAS”

Foto del escritor: sinodoipvsinodoipv

Lucas 12:32-40


El texto del Evangelio de Lucas para este primer domingo de Agosto, inicia con una expresión de Jesús muy significativa para sus discípulas y discípulos, para aquellas comunidades de fe que apenas se iniciaban y ya sufrían persecución: “NO TEMÁIS, MANADA PEQUEÑA” o como lo dice la traducción Dios Habla Hoy: “No tengan miedo ovejas mías; ustedes son pocos, pero el Padre, en su bondad, ha decidido darles el reino”. Es una expresión que implica cariño, cuidado, protección, acompañamiento y esperanza para el hoy y para el mañana. Sin duda, el texto nos permite afirmar que Jesús conocía las fortalezas y limitaciones de aquella “Manada Pequeña”, es por eso que les da la promesa del Reino y les convoca a trabajar en su proyecto de salvación para toda la creación.



Este pasaje bíblico también hace referencia a otras temáticas tales como la Segunda Venida de Cristo, que exige estar vigilantes, alertas, pendientes, con atención a las señales de los tiempos, en constante preparación, a la espera activa del momento cuando sucederá ese magno acontecimiento que no tiene fecha definida. Así mismo hace referencia a los Principios del Reino, que requieren vivir sin avaricias, sin mezquindades, sin egoísmos, sin acaparamiento, desarrollando cada día un espíritu de generosidad.


Es interesante el énfasis que Jesús hace en esta línea, cuando ordena vender lo que se tiene y dar limosnas, enfocándose en la misericordia como un valor imprescindible. Esto nos recuerda el relato en el libro de los Hechos, cuando las primeras comunidades de fe dejan de asumir lo que tenían como propiedad privada y lo convierten en propiedad de la comunidad. Así mismo, recordamos uno de los principios de la Teología Reformada, cuando Juan Calvino hace alusión a que, al lado de alguien con recursos económicos no puede haber ninguna persona en necesidad material. Se nos entrega aquí un Principio fundamental, que tiene que ser asumido con abundante fe en la misericordia de Dios y en su provisión cotidiana. Desde esta visión podemos considerar de una manera diferente, el fin para el cual se posee dinero, propiedades y demás bienes terrenales.


Por lo general cuando se dice “dar limosnas”, inmediatamente se piensa en lo económico, en dar “alguito” de dinero. Sin embargo, al considerar el dar limosnas desde la perspectiva a la cual hace mención el Evangelio se nos conduce a una acción mayor, tal como lo es el atender a la otra persona en sus necesidades específicas ya sean físicas, emocionales, espirituales, económicas, entre otras. Por eso, es necesario que nuestras comunidades de fe alerten todos los sentidos y sean comunidades sensibles, cariñosas, terapéuticas, sanadoras, incluyentes, hospedadoras, solidarias, dispuestas a compartir, dispuestas a la escucha empática y a la acción de servicio inmediata. Eso es lo que Jesús espera de las comunidades de fe que dicen ser sus discípulas, porque de lo contrario solamente serían comunidades de fe oidoras, pero no hacedoras de la Palabra, comunidades de fe que no han aprendido a ver a Jesús en la otra persona y en sus circunstancias particulares.


En la actualidad, la Iglesia Presbiteriana de Venezuela también puede ser considerada como una “Manada Pequeña”. Reconocemos que, pensando numéricamente a la IPV, es pequeña en membresía. Sin embargo, hemos visto como en medio de una pandemia que de diferentes maneras ha afectado la vida de nuestras comunidades de fe, nos hemos mantenido firmes, con fortaleza y dando señales de crecimiento tanto en número como en una nueva manera de ser Iglesia, acorde a los tiempos presentes y en preparación para los que vendrán. Nos hemos ejercitado en ser comunidades solidarias, que se ocupan de su membresía y también de las otras personas a su alrededor. Sin duda alguna, tenemos la seguridad que Jesús también conoce nuestras fortalezas, debilidades y limitaciones. Y lo más maravilloso, es saber que se nos es dado el Reino como promesa y también como la máxima proyección del Ministerio que nos ha sido encomendado. Por lo tanto, la certeza de saber que el Señor Jesús nos mira, nos pastorea con amor y comprensión, demanda de su pueblo, mantenernos en alerta y preparándonos en acción, para cumplir los Principios del Reino que orientan nuestra labor.

En medio de los tiempos de incertidumbre vividos y que aún se mantienen, afirmamos como Iglesia Presbiteriana de Venezuela que hemos escuchado la voz del Señor que retumba diciéndonos: “NO TEMAN MANADA PEQUEÑA”. Con gratitud y pleno convencimiento, hoy testificamos que Él ha estado y está con su Pueblo, que nos anima a continuar trabajando con alegría y esperanza mientras esperamos su Regreso y la Instauración definitiva de su Reino de Amor, de Justicia y de Paz.


¡Ánimo y Manos a la obra!

¡Que el Señor de la Vida, de la Historia y de la Iglesia nos bendiga!


Rvda. María Jiménez de Ramírez-Pastora Iglesia Presbiteriana Príncipe de Paz- Caracas

5 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


Iglesia Presbiteriana de Venezuela

Sínodo Nacional de la Iglesia Presbiteriana de Venezuela.

Calle Colegio Americano, Edificio de la Unidad Educativa Colegio Americano.

Altos de Las Minas, 1080. Baruta, Estado Miranda, Venezuela

Teléfono: 0212 944 53 26. Tel/Fax: (58 2) 943.35.29 y 945.08.08.

Correo electrónico: ipvsinodo@gmail.com

 

  • Icono social Instagram
  • Facebook Basic Black
  • Twitter Basic Black

© 2023 por Iglesia Presbiteriana de Venezuela. Creado con Wix.com

bottom of page