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NO TE OPONGAS AL PROYECTO DE LA DIVINIDAD-Marcos 8:31-38

Foto del escritor: sinodoipvsinodoipv




Metámonos en la historia que el Evangelio de hoy nos presenta. Imaginémonos en ella. Es más, dejémonos afectar por ella. No como algo que sucedió sino como algo que pudiera estar sucediendo hoy, aquí, en nuestras vidas, en la suya y en la mía. Dejemos que reflecte la luz que el texto sagrado quiere devolvernos hoy en determinadas direcciones. Este texto tantas veces leído, este texto tantas veces escuchado. Dejémonos rozar y tocar por el relato. ¿Qué parecidos tienen mis reacciones con las reacciones de los personajes? ¿Qué discurso habría surgido de mí? ¿Cómo habría yo reaccionado frente a un episodio como éste?...

Metámonos en la escena como si fuésemos reporteras y reporteros periodísticos, tratando de recabar los detalles. Miremos a las personas, miremos los colores miremos a Jesús, si nos encontrásemos con su mirada, no la esquivemos. Miremos a Pedro, a las demás discípulas a los demás discípulos. Miremos a la multitud. Contemplemos con la mirada. Observemos los gestos de los personajes. Adentrémonos en los pensamientos y en los sentimientos que pudieran estar experimentando.

Contemplemos ahora con el oído. Volviendo a entrar como reporteras y reporteros. Pero ahora concentrándonos en escuchar. Escuchemos los tonos de voz. Escuchemos a Jesús. Escuchemos ese diálogo. Escuchemos lo que Jesús dice a sus seguidoras a sus seguidores. A la multitud.

Contemplemos lo que hace cada cual.

En el pasado inmediatamente reciente. Pedro ha hecho el gran “insight” de su vida. Más que una reflexión, lo que ha expresado revela un verdadero punto de inflexión en su vida, un verdadero hito en su historia de vida. Ha confesado Pedro si vacilaciones; “Tú eres el Cristo”.

Parecía entonces que todo estaba claro. Que de allí en adelante no había nada más que hablar, pero sí mucho compromiso por actuar. “Tú eres el Cristo”, Tú eres el Mesías, Tú eres el Enviado de Dios, tienes una Misión.

Así que Jesús avanza en su labor pedagógica. Sanar y enseñar, enseñar y sanar, como bien decíamos hace algunos domingos desde este mismo espacio acerca de la perspectiva que Marcos quiere darle al Evangelio, al Proyecto que Jesús encarna. Porque es que la pedagogía de Jesús, también puede ser sanadora. Es sanadora.

Jesús les plantea un nuevo contenido programático: un círculo virtuoso les plantea Jesús, acerca del futuro inmediato: PASIÓN-MUERTE-RESURRECCIÓN. SUFRIMIENTO-MUERTE-VIDA. Parece que Pedro sólo tomó en cuenta los dos primeros componentes de aquel círculo virtuoso. Pedro se estacionó en la muerte. Se estacionó en el sufrimiento. Pedro se estacionó en las fases de dolor y de muerte. Se atrincheró en la etapa de la negación. Los miedos y los temores lo sobrecogieron. ¿Acaso sintió defraudadas también sus expectativas? No pudo procesar ni mucho menos elaborar el duelo que se avecinaba. ” No puede ser”. “No puede esto ocurrir a ti Jesús”. Esto no me puede pasar estar pasando a mí.

Esta pandemia, la crisis de todo tipo a las que estamos enfrentándonos día tras día desde hace ya un buen tiempo, los desiertos que hemos estado atravesando, las pérdidas que vamos confrontando. ¿Cómo estamos abordándolas? nuestros propios duelos, ¿cómo estamos elaborándolos? ¿Cuál ha de ser la Misión Pastoral de la Iglesia hoy, aquí, ahora, e estas nuevas realidades?

Pedro, una vez más, fue reactivo y no proactivo. Como solemos ser usted y yo.

Pedro creyó estar más allá del bien y del mal.

Jesús una vez más, da muestras de su compromiso con la Misión que le fue encomendada, enseñó con claridad, con transparencia, sin baratas demagógicas, ni populismos efectistas. Sabía a qué había venido. Consciente estaba Jesús del precio que debía pagar por el compromiso irreductible con su Misión.

Vale la pena discernir en este preciso tiempo de nuestra historia global y local, en pleno siglo XXI, cuál es nuestra misión como seguidoras y seguidores de Jesús. Aún más, cuál es nuestra misión como Iglesia Presbiteriana de Venezuela y en Venezuela.

Pedro osa reprender a Jesús, lo increpa. Intenta abiertamente disuadirlo, desviarlo de su Misión.

Jesús enfrenta incólume de nuevo, como tantas veces, a los poderes del mal. Cualquiera fuese su manera de manifestarse. Porque el mal tiene sus particulares maneras de presentársenos y de probarnos. Porque el mal tiene sus particulares de presentársele a la Iglesia, de disuadirla de su Misión Profética y Evangélica. ¿Cuáles son las manifestaciones del mal que nos ponen a prueba en este tiempo de pandemia? ¿Cuáles son las particulares manifestaciones del mal que ponen a proba a la Iglesia en estas nuevas realidades que estamos viviendo? ¿Cómo está siendo disuadida hoy la Iglesia, para no cumplir la Misión que le es propia? ¿Cuáles son los atajos que pudiéramos estar tomando para dejar de lado la Misión que nos es propia?

Necesario es que este tiempo de pandemia nos haga resignificara el Evangelio de Jesús de Nazaret, el discipulado y sus implicaciones personales y comunitarias, globales, planetarias. Necesario es que resignifiquemos la cruz, con sus desafíos hacia llevar nuestro compromiso Evangélico a los máximos niveles, en aras de otro mundo posible.

Necesario es que resignifiquemos hoy la cruz, con toda la carga de violencia y de opresión a la que están sometidos tantos pueblos del mundo en estos tiempos que corren.

Necesario es que resignifiquemos hoy, en este presente histórico, nuestro compromiso con el Evangelio de Jesús de Nazaret, con el Proyecto de Dios para la Humanidad. Todo cuanto se opone a la concreción de ese Proyecto, amerita las mismas palabras de Jesús a Pedro: Apártate de mí Satanás¡¡¡¡¡¡


Pbra. Berla Andrade de Vargas

Moderadora Presbiterio Central de la IPV

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