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“JUA, ¿Y QUIÉN ES ESTE?”

Foto del escritor: sinodoipvsinodoipv



Lectura: Marcos 6:1 – 13

“… comenzó’ a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y que’ sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? ¿No es este el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José’, de Judas y de Simón? …” (Vs. 2-3)


“Jua” es una expresión venezolana que se oye en la boca del pueblo, y significa “Asombro, sorpresa” y se menciona muchas veces cuando se tiene una opinión o concepto, de algo o de alguien. Y este, pudiera ser errado, y eso es cuando se cree conocer a la persona, pero en realidad, no es así. Quien lo expresa considera que el otro o la otra, no tiene la capacidad para hacer o decir algo importante e impactante, digno de ser elogiado. Casi lo mismo que decir: “¿Quién se cree éste?

Pues, así sucedió con muchos, cuando Jesús regreso’ a su tierra y comenzó’ a enseñar en la sinagoga. Sabemos que Jesús hablaba con sabiduría. Recordemos cuando Él tenía doce años: “El niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre Él”. (Lucas 2:40). Y siendo de esa edad, hablaba con los doctores de la ley. “Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas” (Lucas 2:47)

Además, podemos citar a Mateo 7: 28 -29, cuando Jesús hablaba de “los dios cimientos”: “Y cuando termino’ Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.” A pesar de todo esto, la gente no terminaba de aceptar la verdad en Jesús, el Hijo de Dios, el Mesías, la Luz del mundo, Emanuel, el Salvador, el Ungido, el Señor, el Verbo, el Pan de vida, el Yo Soy el Camino, la Verdad y l Vida, la Vid verdadera, el Redentor, Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz y muchos títulos que tiene y pertenecen a Jesús.

No entendían que entre ellos estaba “Dios con nosotros”, sólo porque era el hijo del carpintero y de María, una familia pobre económicamente y modesta, y Jesús no había estudiado en una Escuela de rabinos. Si’, ellos reconocieron su sabiduría y los milagros que hacía, pero no se explicaban de dónde venían, estaban escandalizados. Esto trae a la memoria otro momento, después que hubo la elección de los doce apóstoles, que vinieron a casa, “Cuando la propia familia no le conocía, que hasta pensaron que Jesús estaba fuera de sus cabales. Con razón dijo Jesús: “…No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa”, pues; de allí’ el refrán: “Nadie es profeta en su propia tierra”

As’ sucedió’ también con sus discípulos que andaban con Él, en la barca y hubo la tempestad de viento “Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y ceso’ el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué’ estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar obedecen? (Marcos 4:39 – 41). En comparación, que discrepancia vemos en lo que nos dice Marcos 5:7 “Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué’ tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes”. Eso se lo dijeron los demonios a Jesús, ellos si reconocieron y aceptaron que Jesús si es el Hijo de Dios. Por causa de toda la incredulidad de la gente, Jesús no hizo milagros en su tierra, sólo sano’ a algunos enfermos.

Luego de eso llamo’ y los envió’ de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus impuros, ordenándoles que no llevaran nada para el camino, sino sólo el bastón, tampoco pan, ni provisiones, ni dinero, ni ropa de repuesto. Que se quedaran en la casa donde le dieran alojamiento. Y donde no lo recibieran, ni oyeran, que salieran de ahí’ y sacudieran el polvo de los pies, para advertirles del castigo que les podría sobrevenir.

Y los apóstoles obedecieron haciendo lo que Jesús les ordeno’. Predicaban, echaban fuera demonios, ungían a muchos enfermos con aceite y sanaban. Esta actividad les sirvió’ a los discípulos para ganar experiencia y aprender a confiar en el Maestro estando lejos de Él, y para que se extendiera el Reino de Dios hasta nuestros días. Esa orden nos es dada también a nosotras y nosotros. Lo otro es que, andaban de dos en dos en mutuo acuerdo, y sin preocuparse por lo económico, ya que Dios les proveía. ¿Conocemos de verdad a Jesús? ¿Nos dejamos guiar y juzgamos por la apariencia de los demás?

No subestimemos a ninguna persona, ni nos creamos menos, ni más de lo que somos, pues Dios es el que nos capacita y a quien quiere, Él utiliza, para su gloria y honra. Sólo obedezcamos. Dios les bendiga. ¿Amén? Amén hermanas/os.


M. L. Osdalys Elena Francia de Miranda.

(Pastora de la Iglesia Presbiteriana “El Buen Pastor“ S. B. en Los Valles del Tuy.)

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