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JESÚS Y LA MUJER SAMARITANA

Foto del escritor: sinodoipvsinodoipv










Nos encontramos a otro hecho real del maestro mostrando a sus discípulos elementos fundamentales en la extensión del Reino de Dios sobre la tierra.

En primer lugar se rompen estructuras divisoras o divisionistas. (Judíos y samaritanos no se trataban). Jesús deja claro que el evangelio de amor no se detiene por barreras sociales o religiosas. En otro aspecto pone en relieve que no importa el grado de pecado del ser humano a todos ama y perdona, el accionar de Jesús trae transformación en la vida interior y exterior del ser humano. Desde nuestra perspectiva de la teología reformada entendemos que nuestro trabajo va más allá de una estructura eclesiásticas vamos descubriendo a través de la palabra, el encuentro y reencuentro cada día con la palabra. Dios pone en el ser regenerado la responsabilidad de extender las buenas nuevas de salvación, una tarea misionera fue puesta en la mujer del relato un trabajo extraordinario puesto en sus manos; el cual fue usado con alegría y tenacidad donde el Señor manifiesta su fe y su confianza en los llamados o elegidos. Como agentes reconciliadores de este tiempo hoy se hace urgente seguir derribando barreras fortalezas humanas.

A= Los judíos no se hablaban con los samaritanos asuntos religiosos los separaban, preferían caminar solos y hasta más que enfrentar a encontrarse.

B= La barrera de la raza, la barrera del sexo, Jesús derriba todas esas barreras que se consideraban inevitables.

De esa misma forma hoy enfrentamos muchas barreras partidista, pensamientos o posturas religiosas que no permiten avanzar, pero como hijos de Dios y con una gran herencia historia-bíblica. Estamos convencidos de que somos capaces de cumplir el encargo de la gran comisión gracias al Señor tenemos una iglesia con capacidades, dones, tiempo para realizar el trabajo y

Poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra. (2Cort. 9:8).


Hoy podemos recordar este precioso himno.


GRANDE GOZO HAY EN MI ALMA

Grande gozo hay en mi alma hoy,

Pues Jesús conmigo está;

y su paz, que ya gozando estoy,

y por siempre durará.

Coro: Grande gozo, ¡cuán hermoso!

Paso todo el tiempo bien feliz;

Porque veo de Cristo la sonriente faz,

Grande gozo siento en mí.

Hay un canto en mi alma hoy;

Melodías a mi Rey;

En su amor feliz y libre soy,

Y salvo por la fe.

Paz divina hay en mi alma hoy,

Porque Cristo me salvó;

Las cadenas rotas ya están,

Jesús me libertó.

Gratitud hay en mi alma hoy,

Y alabanzas a Jesús;

Por su gracia a la gloria voy,

Gozándome en la luz.


PR. OMAR DÍAZ

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