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JESÚS FUE A UNA FIESTA

Foto del escritor: sinodoipvsinodoipv

San Juan 2:1-11.



Un matrimonio, casi seguro de un familiar y estuvieron allí María y sus discípulos. A lo mejor era un matrimonio de gente humilde del pueblo y la presencia tan resaltada de María indica que puede ser un familiar muy allegado a ellos. No toda fiesta es perfecta, ocurrió lo impensable, se acabó el vino. ¿Qué vamos a hacer? El hecho que María sea la primera en apercibirse que no había vino quiere decir que no era una invitada cualquiera, algo importante tenía que ver con este sarao.

Se acabó el vino, le dice a Jesús y este le contesta en forma de broma que qué tiene que ver con él esa situación, que su momento no había llegado. Quizás Jesús tenía la inauguración de su Ministerio en otro lugar y tiempo, pero las circunstancias y la solicitud de su madre lo adelanta.

Hagan todo lo que él les diga, dice con seguridad María a los que sirven en la celebración.

Llenen esas tinajas de agua hasta el borde, eran las tinajas para la purificación, hechas de piedras, inmóviles por su peso. Cuando estuvieron llenas, Jesús les ordenó que le dieran al maestresala a probar de su contenido. Ahí está el primer milagro público de Jesús. El maestresala, que no debemos descartar que sea la misma María, se asombra con la calidad del vino, y exclama: "Todo jefe de fiesta da siempre el mejor vino de primero y cuando la gente está medio alegre les sirven el vino de menor calidad, pero tú te has reservado el mejor vino para el final".

El mejor vino, puede significar aquí la nueva vida, vida nueva, transformación. Cuando Dios nos da algo, nos da lo mejor, lo de mayor calidad, lo trascendente.

Que oportuno ese milagro porque logra que ese montón de amigos que le seguían, se conviertan y de incrédulos pasaron a ser creyentes y discípulos.

En este tiempo de crisis hemos visto el poder de Dios transformando vidas, mucha gente ha salido del país, han migrado los más preparados en algunos casos, los de mayor experiencia y hemos quedado con gente nueva en nuestras congregaciones y esa gente nueva ha asumido responsabilidades en las Iglesias locales que no se imaginaban y Dios les ha dado el conocimiento y la capacidad de mantener a nuestras iglesias locales vivas y activas

¿Cuál es el milagro que tiene que pasar en nuestras vidas para ser transformados? ¿Seguimos creyendo que somos poca cosa para servir al Señor?

Jesús transforma lo que creemos que es común, o insignificante, en algo valioso. Jesús quiere hacer ese milagro en nuestras vidas. ¿Estamos dispuestos y dispuestas a asumir la responsabilidad, permitiremos que el Espíritu Santo nos transforme en buen vino para su obra? ¿Nos convertiremos de simples creyentes en discípulos o discípulas de Jesús?


Rev. Obed Juan Vizcaíno Nájera

Pastor PIPMaracaibo

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