Cuando Jesús inicia su ministerio, estaba consciente que necesitaría ayudantes. En el evangelio de este domingo, observamos cómo Jesús recorre ciertos caminos y orillas de mares y lagos para buscarlos. El tiempo aquí es decisivo (versículo 15): Se ha cumplido, ya es hora, es el momento oportuno.
Son hombres sencillos, trabajadores, de familia, del pueblo. Hombres que tenían su oficio bien definido: eran pescadores. Oficio bien conocido para la época, conocían muy bien su trabajo. Pero surgen varias preguntas: ¿Por qué seguir a Jesús? ¿Por qué creer en su invitación? ¿Para qué abandonar un trabajo seguro? Porque era Jesús mismo el que los invitaba, un Jesús convincente, transmitía seguridad, comprensión y entrega. Era una persona que ya les había llamado su atención, era un líder que inspiraba confianza.
Cambiaron sus vidas desde ese mismo momento. Sus vidas dieron un gran giro, un giro distinto, pero siempre desde la cotidianidad.
Hoy, el llamado a seguirlo sigue vigente. Jesús nos sigue llamando y nuestra respuesta debe ser de inmediato, como lo hicieron esos 4 humildes pescadores, es enseguida, es YA, no podemos perder tiempo. La invitación que nos hace es a dejar nuestras redes. Redes que nos pueden seguir atrapando en nuestros egoísmos y debilidades. Redes que nos alejan y desconciertan. Redes que nosotros mismos tejemos.
Quiera Dios que siempre demostremos nuestra disposición a seguirlo enseguida y depositar en Jesús nuestra confianza en un futuro mejor. Seguir proclamando la buena noticia de Salvación, seguir invitando a las personas al arrepentimiento y a la novedad de vida.
Esa es nuestra tarea como discípulas y discípulos de Jesucristo.
Enseguida, dejando nuestras redes. Ya el tiempo llegó, sigamos adelante. ¡Dios nos bendiga!!!
Pastora Miriam Bracho Suárez
Maracaibo, Venezuela
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