El evangelio de Lucas en este día en el capítulo 12:49-56, nos confronta y nos reta a salir de nuestra zona de confort, con esta expresión el evangelio nos hace ver que no nos quiere frio sino apasionados. Es evidente que la palabra de Dios siempre trae divisiones, con estas palabras pudiéramos interpretarlas como extrañas o contradictorias, ante esto me surge la pregunta de frente al texto: ¿Cómo puede decir Jesús que no ha venido a traer paz, sino división?
La llegada de Jesús, trae un mensaje, en tal sentido, no todos lo aceptan porque Dios es al mismo tiempo luz que ilumina y que juzga, fuego que purifica y que destruye el mal. Sin luz no podemos caminar hacia el amor de Dios, pero con luz quedan al descubierto también nuestras malas acciones. El fuego que se utiliza para extraer los metales preciosos también hace que se manifieste con claridad el pecado de nuestras vidas, que antes estaba oculta, mezclada, escondida. No es que Jesús pretenda provocar la división, es el pecado que esta tan arraigado en el mundo que los hombres y mujeres nos rebelemos al evangelio. Deseamos el amor de Dios y su justicia, pero al mismo tiempo nuestro corazón nos atrae a seguir como si Dios no existiera, como si no tuviésemos que dar cuenta de nuestros pecados.
Este texto tan duro puede ser un aviso para que nos planteemos el rumbo de nuestras decisiones de cada día, decisiones que marcaran nuestras vidas. No se trata de generar divisiones y polémica allí donde vayamos, claro que no, esa no debe ser nuestra actitud. Pero sí tenemos que provocar conflicto con nuestro propio pecado, con nuestras comodidades, con nuestros egoísmos, y también, con las estructuras de pecado de la sociedad, haciendo justicia y no callar ante las situaciones que estamos viviendo.
Finalmente pidamos al Espíritu Santo, que su fuego nos libre del pecado y nos haga brillar como luz resplandeciente a donde quiera que vayamos, saliendo de nuestra zona de confort, siendo cristianos apasionados, haciendo la voluntad de Dios en estos tiempos que estamos viviendo, dando esperanza al cansado y luz aquel que está en tinieblas.
Reconocer que Jesús nos trajo ese fuego de amor que transforma nuestro corazón y lo purifica en medio de las contradicciones de este mundo. Jesús nos invita a vivir en su Reino de justicia y por lo tanto debo dar respuesta con mis actos, ser justo con mi familia, trabajo, etc. aunque eso provoque en algunas personas envidia, negación, persecución y rechazo, pero la verdad de vivir con Dios me hace libre de todo.
Bendiciones
Rvda. Zulema Garcia de Rojas
Iglesia Presbiteriana de Venezuela
Kommentarer