Juan 21: 1 - 19
Era la tercera vez que Jesús se aparecía a sus Discípulos después de haber resucitado, hecho ocurrido en el Lago conocido por cualquiera de sus tres nombres: de Galilea, de Tiberias o de Genesaret; nombrado así por la región a la que pertenecía y dos ciudades a sus orillas.
La noche anterior, Pedro y los hijos de Zebedeo: Santiago y Juan, quieren antes de seguir a Jesús eran Colegas y Socios de la Pesca Comercial, decidieron embarcarse para pescar. El de la iniciativa fue Pedro, quien contaba con un espíritu de liderazgo pero que al mismo tiempo le invadía lo que actualmente llamamos ahora un "ratón moral" por haber negado a Jesús unos cuantos días antes.
Aunque Pedro pareciera ser el coprotagonista de este episodio, no podemos dejar de lado a Tomás: el que 3 días después de Pedro, negó también a Jesús, en este caso sobre la Resurrección de Jesús y ante sus compañeros discípulos; también estaba Natanael quien años atrás cuando Jesús le llama, declara con su boca que Jesús era el Mesías pero luego que Jesús "adivina" quién es él y dónde estaba. Estos 3 Discípulos forman el primer subgrupo según como son nombrados por este evangelista en este episodio.
Luego vienen dos subgrupos más que son nombrados no por sus nombres sino por referencia, este es el caso de "los hijos de Zebedeo" que leyendo la Biblia sabemos que son Santiago y Juan, los que antes de conocer a Jesús eran, repito, los Socios de Pedro y Andrés, en el negocio de la Pesca, pero que también habían tenido un capítulo oscuro o penoso con Jesús, y es cuando estos pretendían pedir a Jesús estar, uno a la derecha y otro a la izquierda de Jesús cuando Él estuviera ya reinando; y como decimos en criollo: tremenda enjabonada se llevaron este par. El tercer subgrupo en la narración de este episodio son anónimos y así lo mantendré para no enredar más el asunto.
De acuerdo a esta Narración, esa noche estaban 7 de los 12, los cuales 5 de ellos tenían situaciones pendientes con Jesús (Natanael al inicio, Santiago y Juan en medio, Pedro (predicho) y Tomás al final del Ministerio de Jesús) lo cual les podía hacer sentir culpables por la "pérdida aparentemente irremediable de Jesús". Y digo "Irremediable" porque aunque Jesús había resucitado, ellos no podían controlar el hecho de permanecer con él como antes lo hacían; quizá se sentían con el peso moral de haber perdido el privilegio de ser Discípulos de Jesús, y de pronto hasta contemplar la posibilidad de volver a sus anteriores oficios.
Lo interesante y rescatable de este episodio, aunque repito, el coprotagonista de este momento fue Pedro, quien era el que no había recibido después del error, en palabras de Jesús, la Disciplina (no de castigo sino de Palabra y Orientación, de dónde proviene el término "Discípulo": que recibe "Disciplina: Palabra y Orientación" como en las Artes y el Deporte), no podemos perder de vista a las otros cuatro que son identificados intencionalmente por el Evangelista, quien recibieron en su momento la Disciplina pero que en su corazón convulsionado por todo lo ocurrido en las últimas semanas, seguramente están reviviendo la culpa, la confusión y la incertidumbre.
Con las 3 preguntas de Jesús, y las 3 afirmaciones de Pedro, le son Restauradas/Restituidas/Reorientadas (como queramos llamarlas) las 3 negaciones de Pedro aquella madrugada; pero yendo más allá, el resto de los Símbolos propuestos, expuestos y expresados por Jesús: el dirigirse a ellos con amor fraternal al saludarles; repetir la pesca milagrosa; la multiplicación de los panes y los peces cuando de la nada Jesús tiene en la orilla pan y pescado asado; el partir y compartir el Pan como en la Última Cena Pascual; son símbolos que Afirman y Confirman que ellos son los "Escogidos".
¿Cuántas veces hemos pasado nosotras y nosotros por situaciones similares? Entramos en conflictos hasta existenciales y nuestro Ministerio, no solo como líderes de Iglesia sino de nuestros Deberes y de nuestras Convicciones para con el Planeta y la Sociedad… Hoy Dios nos confirma que no importa nuestros errores del Pasado, Presente y Futuro, siempre que seamos Disciplinados por Jesús, seguiremos siendo sus Amados/as y Cercanos/as Escogidos/a, librándonos de culpas e inseguridades.
Déjenos que Dios se manifieste en nuestras vidas y restaure nuestro andar.
M.L. Nyeser Gómez - Pastor de la IPV.
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