Evangelio Lucas 13:1-9
Hoy estamos transitando el 3er domingo de Cuaresma, época litúrgica de preparación hacia la Semana Santa y acompañando a Jesús en su camino a Jerusalén hacia la cruz. Durante estos domingos hemos recibido tantas enseñanzas claves para nuestra vida como cristianos y como iglesia en el quehacer diario de accionar la misión que es de Dios.
Hoy el evangelio lo leemos y encontramos dos bloques (vers 1 al 5) y (vers 6 al 9). Ambos muy interesantes.
El primero basado en dos situaciones desastrosas, de las cuales no tenemos muchos datos pero que nos lleva a comprender la consecuencia de las decisiones tomadas que llevan a bendecir o a destruir a una nación completa. Por lo tanto es muy delicado atribuir siempre al sufrimiento como consecuencia del pecado, pero sí que la nación que se rebela contra Dios va directo al desastre y arrastrando a todos sus ciudadanos. Jesús predice a la destrucción de Jerusalén en el año 70 D.C al observar el actuar de sus gobernantes y del pueblo. Encontramos entonces un llamado a nuestro hoy , revisar nuestro actuar como cristianos, nuestra calidad de Fe, nuestro accionar coherente y nuestra conversión diaria como individuos y como iglesia.
El segundo espacio vers 6 al 9 , la muy conocida parábola de la higuera que no da frutos. Jesús la expresa para sus oyentes de aquel momento en que se vivían situaciones muy particulares de legalismo, prácticas religiosas que no alimentaban para crecer en la Fe en Dios, espera de un reino con características simplemente terrenales y no el Reino de Dios, es por eso que no podían ver en Jesús ese Rey prometido. Esta parábola es un maravilloso regalo que ambienta de GRACIA nuestro hoy y además nos lleva a comprender el significado de la VIDA CRISTIANA como individuos y como iglesia, por lo tanto está llena de advertencias, realidades y enseñanzas a seguir.
1.- La higuera estaba en un sitio privilegiado. Nosotros también como personas y como Iglesia lo tenemos. Sitio privilegiado es un regalo muy pero muy especial. ¿Más cómo lo estamos utilizando y apreciando? Tenemos una gran responsabilidad dentro y fuera de nuestro espacio es decir acciones concretas que repercutan en mejorar, construir, brindar apoyo, solidaridad, dar y mucho más y todo a la luz del Evangelio.
2.- La higuera una planta estéril, le espera un triste final. El llamado que hoy tenemos es a evaluar con valentía si estamos como la higuera de la parábola. ¿Los dones recibidos de Dios están produciendo frutos en abundancia? Si los frutos se hacen presentes quiere decir que somos personas e iglesia que va de fortaleza a fortaleza porque está cumpliendo la misión , lo contrario será desaparecer como parte del pueblo de Dios.
3.- La higuera recibía cuidado para que creciera sana y diera fruto. ¿Será que hoy nos hemos acostumbrado a recibir y recibir y nos hemos olvidado de dar?. Qué hermoso es dar de lo mucho que recibimos. Si no lo hacemos perdemos un alimento nutritivo que se llama AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO. Hay un pensamiento que escuché una vez y se me grabó °Debo dejar este mundo mejor de lo que lo encontré °. Tenemos esa opción y no es más nada que dar de lo mejor de nosotros mismos, siendo servidores de amor con gestos y acciones coherentes.
4.- Esta parábola nos invita a reconocer que hay segunda oportunidad. Esa planta le esperaba ser arrancada y desechada. A nosotros de la misma manera Jesús nos expresa que tenemos esa segunda oportunidad , porque la paciencia de Dios es realmente maravillosa. Vamos entonces a recibir esa segunda oportunidad , aprovecharla al extremo y ser entonces los y las cristianos e iglesia que el Señor espera y necesita. No anclados en el pasado, en la tibiez, en el conformismo, en la expresión tan desastrosa como es la de sobrevivir. Somos llamados a vivir la vida como Jesús nos la dejó trazado en el camino de su transitar aquí en la tierra.
5.- Y para finalizar la parábola nos da a conocer que hay una última oportunidad , la definitiva. Si rechazamos la paciencia de Dios , y damos la espalda a su amor y misericordia nos espera es quedarnos fuera. La puerta será cerrada no por Dios, sino por nosotros mismos que cerramos la puerta pues no queremos ser parte del desafío de ser dadores de frutos en abundancia.
Dios bendiga a la Iglesia Cristiana en nuestro caso a la Iglesia Presbiteriana de Venezuela, sus planes y proyectos que son partes de la Misión de Dios y que seamos parte del sano desarrollo de nuestra nación .
Rvda Elisa M. de Bulmes
Pastora Iglesia Presbiteriana San Francisco
Maracaibo, Venezuela
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