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YO MISMO SOY

San Lucas 24: 26 al 38.


A Jesús le tocó bregar con la incredulidad de sus seguidores, en su vida y en su resurrección. Ellos se olvidaban fácilmente de las palabras que a cada instante les decía y que era necesario que se cumpliesen para que comenzaran a ser sus discípulos y discípulas en todo el mundo. A nosotros nos toca también bregar con toda aquella deslealtad e ignorancia de algunas personas de nuestras congregaciones que ha sucumbido ante un evangelio fácil y barato de algunas "iglesias" que se presentan como "verdaderas y únicas", pero siguen a líderes inmorales que gozan de inmunidad de sus faltas y pecados ante sus seguidores engañados. El texto nos revela una gran verdad, hay que creer para predicar, hay que estar convencidos y convencidas para anunciar eficazmente lo que creemos y que somos.



La grave crisis de nuestras congregaciones Presbiterianas es que tenemos deficiencias personales o individuales en nuestras convicciones y creencias. Mucha de nuestra gente dicen ser Presbiteriana sin estar seguro en seguir las enseñanzas doctrinales del Presbiterianismo Histórico. Ellos y ellas niegan las Doctrinas y creencias Reformadas y van contra todo lo que sea orden y disciplina en nuestras congregaciones. La crisis de nuestras comunidades de fe es que se llaman presbiterianos y presbiterianas pero se comportan de manera distinta y contradictoria a nuestros principios bíblicos y doctrinales Calvinistas. Son Presbiterianos con una falsa y deficiente mentalidad de otras confesiones.


Según ellos y ellas son gente de otra denominación atrapados en un cuerpo Presbiteriano. No se puede ser Presbiteriano - Reformado y no creer en nuestros principios confesionales, doctrinales y bíblicos. Si tú estás en una Iglesia Presbiteriana y niegas su doctrina y sus principios, entonces desde hace tiempo has dejado de ser presbiteriano o presbiteriana. Son híbridos religiosos estériles, no pueden reproducirse ni crecer, mientras no definan lo que son.


Están acostumbrados a ver fantasmas donde deben ver la verdad, se convirtieron en copias inexactas y vulgares de lo que creen ser. Confunden la verdad con las mentiras de las sectas y el falso mesianismo de sus líderes, al creer en doctrinas que no tienen base bíblica, ni confesional, ni lógica. Creen en los clones de las sectas que presentan a un cristo tergiversado por falsos mensajes de prosperidad y salvación fácil. El Cristo verdadero tiene las heridas de su tormento y sufrimiento, es el Cristo de la Cruz, no el ídolo del lujo ni de la manipulación espiritualista de la nuevas tendencias religiosas, de Apóstoles y Apóstolas autoproclamados y ambiciosos de poder y riquezas.


El cristo que presentan y frente al cual sucumben mucha de nuestra gente es un cristo no real, un Cristo de historietas y fantasías, sin consistencia doctrinal, que sólo se puede disfrutar a través de la manipulación y la explotación espiritual y material de operadores inescrupulosos que predican a un líder humano y mortal que conciben en sus mentes engañadas como eterno.


La Iglesia Presbiteriana de Venezuela es parte de aquellas iglesias Históricas y Confesionales que siempre se han preocupado por guardar la verdad bíblica y predicar la verdad eterna del Evangelio de Jesucristo, basada en la Biblia. Siempre hemos creído lo mismo que nos enseñó Jesús y basamos nuestras creencias en la Sana Doctrina Bíblica y en las Confesiones Históricas realizadas en Concilios y Sínodos convocados democráticamente por los propios creyentes. El Señor nos llamó a ser Testigos de toda la historia de la Salvación, no a ser dueños o dueñas de la verdad bíblica ni de su Iglesia.

"Y vosotros sois testigos de estas cosas". (24: 48).


Rev. Obed Vizcaino

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