Juan 18:28-38
En este domingo en el cual, según el Calendario Litúrgico corresponde celebrar a “Cristo Rey” es importante resignificar el propósito de la venida de Jesús. Este pasaje nos invita a reflexionar sobre la verdad y el poder. Mientras Pilato busca la conveniencia política, Jesús testifica sobre la verdad que libera. En esta tarea, nos ayuda la narración que Juan nos hace en el texto seleccionado para este día.
Juan nos presenta a Jesús ya en Jerusalén, lugar en el cual será celebrada la fiesta de la Pascua y la culminación de su ministerio. Después de ser apresado, Jesús es trasladado al palacio del gobernador romano. Los judíos no entran, se quedan en el patio cuidando su pureza ritual, debido a que antes de la fiesta no podían entrar en la casa de un extranjero. Acuden a la autoridad romana para solicitar la muerte de Jesús porque siendo judíos no tenían autoridad para matarle. Que incoherencia moral. Les preocupaba su pureza ritual mientras condenaban a un inocente a la muerte.
Surgen tres momentos importantes a resaltar en este texto bíblico. En primer lugar, el dialogo entre Pilatos y Jesús. Pilato le pregunta: ¿Eres tú el rey de los judíos?, procurando detectar si verdaderamente Jesús representa un enemigo potencial para Roma. Jesús le responde, ¿Eso lo dices por ti mismo o por lo que dicen los demás? Jesús, quiere saber si Pilato es una persona con criterios propios. Pilato, ya furioso responde: ¿Acaso soy yo judío? De esta manera descarga su responsabilidad en los líderes judíos.
En segundo lugar, el diálogo de Pilato con la gente que se encontraba en el patio. Pilato les dice: "no encuentro ningún crimen en este hombre". El público, alega que Jesús es un criminal que se hace llamar Hijo de Dios y se proclama como rey de los judíos.
Entonces surge el chantaje, "si no lo condenas eres enemigo de Cesar". Es contradictorio, los líderes judíos reconocen al emperador romano como "señor", pero no eran capaces de reconocer a su propio mesías. Esta es una nueva contradicción y en este caso, de trasfondo teológico. Esto lo podemos observar cuando la multitud enardecida grita: ¡Crucifícale, Crucifícale! Pilato, inseguro de condenar a un inocente, les presenta otra alternativa según la costumbre de soltar un preso en la fiesta de la Pascua y les pregunta: ¿a quién quieren que libere? Y ellos contestaron a ¡Barrabás!, un guerrillero que luchaba en contra de la usurpación romana.
En tercer lugar, el diálogo nuevamente entre Pilato y Jesús. Pilato le pregunta, ¿eres tú el Rey de los judíos? Jesús le dice, "tú lo has dicho" y le aclara la naturaleza de su reinado cuando expresa: “Mi Reino no es de este mundo”. Con esta expresión deja ver que su reinado es diferente, porque es un proyecto que proviene de Dios que es totalmente contario a los criterios de los reinos de este mundo y es precisamente, para la salvación de este mundo. Por lo tanto, también con toda intención le expresa “Yo he venido para anunciar y dar testimonio de la VERDAD”. Pilato intrigado le pregunta: ¿Y qué es la verdad? Podemos enfatizar que la verdad, es la manifestación del proyecto de Dios para salvación del mundo, a través de Jesucristo, el Mesías esperado por el pueblo oprimido y sufriente.
Hoy confesamos que Jesús es el hijo de Dios, el Mesías y Profeta, quien vino a cumplir el proyecto de Dios que es para restaurar toda la creación.
En este Día de Cristo Rey, recordamos que su reinado trasciende lo terrenal; nos llama a vivir en su verdad, desafiando las prioridades de los poderes de este mundo. Que este día nos inspire a ser testigos de su verdad en nuestras vidas y comunidades, para así mismo, ser testigos ante un mundo que necesita vivir dentro del proyecto del Reino de Dios, que está constituido por el Amor, la Justicia y la Paz.
Rvdo. Uriel Ramírez
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