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VIVIENDO ACORDE A LOS DESIGNIOS DE DIOS

Foto del escritor: sinodoipvsinodoipv

Gen 45:1-15, Rom 11:1-2,29-32 y Mat 15:10-20


En las lecturas de hoy, tres lecturas con una misma vertiente que nos lleva a una misma acción por ello podríamos colocarle como título a esta reflexión Viviendo acorde a los designios de Dios.



Si bien en Génesis nos encontramos, la historia o parte de la historia de José, el encuentro con sus hermanos sabemos que has escuchado, se ha repetido, en nuestra Iglesia, en múltiples ocasiones, los que nacieron en la Iglesia Presbiteriana la han oído ciento de veces, los más nuevos por lo menos 3 veces en las escuelas dominicales, vacacionales o en los sermones de la Iglesia, pero todo esto nos lleva a la conclusión de que José aprendió en su vida a vivir acorde a la voluntad de Dios, Él se los dice a sus hermanos "No es que ustedes me vendieron a los egipcios, sino que Dios fue quien me trajo a Egipto para colocarme en la situación en que ahora estoy para poderlos ayudar a ustedes y a toda esta región", recordemos que José fue colocado como Administrador de todo el imperio egipcio y que en la parte administrativa y económica podríamos decir que estaba por encima del Faraón pues éste le había dado su niño como prenda de autoridad, por tal razón es que José puede decirles con toda seguridad, que fueren a buscar a su padre, que les daría las tierras de Gosen y que los sustentaría durante los 5 años de hambre que faltaban.


En Romanos, el Apóstol Pablo nos hablan acerca de que si Dios quitó la misericordia al pueblo de Israel, se menciona inclusive de que Elías oró para que Dios castigara a Israel y ciertamente situación de situaciones, sin embargo el Apóstol al igual que José nos menciona y nos dice no es que Dios se haya olvidado de Israel ni se halla ido en contra de él, por el contrario, su gran amor nos dio a su Hijo para que a través de él fuéramos perdonado, para que tú yo fuéramos perdonado, pero al mismo tiempo ha puesto en nosotros acción de amor para que otros aún siendo desobedientes como nosotros reciban también misericordia de Dios y aún ellos puedan ser vínculos de bendición a otros que reciban la misericordia de Dios. Dios está abierto a darnos su misericordia, su amor, a entregarse todos los días por amor a nosotros, nos toca a nosotros cambiar nuestro corazón, nuestra mente, nuestra vida en función de vivir acorde a la voluntad de Dios.


Jesús en el Evangelio de hoy, nos los renueva diciendo: NO ES LO QUE ENTRA EN LA BOCA DEL HOMBRE, SINO LO QUE SALE DE ELLA, aún los fariseos se molestaron ante esta situación y los discípulos decían: Señor, enséñanos, explícanos esa parábola, Jesús no tenía pepita en la lengua les dice: ustedes que andaban conmigo todavía no entiende qué es lo que entra en la boca sino lo que está en el corazón del hombre y eso es lo que tenemos que cambiar lo que está dentro de nosotros, debemos cambiarnos nosotros desde nuestro interior y empezar a pensar en Dios, para que Dios actúe en nuestro corazón y transforme nuestro corazón, transforme nuestra vida y lo que salga de nuestro corazón no sean malos pensamientos, homicidios, adulterio, fornicación y todas esas cosas malas que el hombre detesta pero que están en su corazón, sino por el contrario, sea la voluntad de Dios en bendición, en acción poderosa, para que otros y que éstos a su vez sean de bendición para los demás.


Ciertamente este país cada día más y más se está desbaratando por todos lados, Venezuela vive en estos momentos la peor de sus crisis, la peor situación, nuestras Iglesias están solas, están siendo arrasadas por la desidia, están siendo minimizadas por diferentes situaciones y motivos, pero quizás como José, como el Apóstol Pablo o como Jesús mismo nos dijeran, miremos al dueño de la mies para que sea él quien envíe obreros a su mies, no es que no halla cosecha sino que tenemos que administrarla hoy mejor que nunca, no es que no halla trabajo en la obra del Señor, sino que hoy más que nunca debemos esforzarnos más y más en ese trabajo arduo y difícil que se hace cuesta arriba en las situaciones actuales por ello mis queridos hermanos, los invito a que transformemos nuestro corazón, a que transformemos nuestras vidas, a que hoy derramemos nuestro ego, nuestro YO humano delante de Dios y le digamos Señor no quiero vivir más como Lubin Marin o como cualquiera de los nombres de los miembros o simpatizantes de nuestra Iglesia, sino que tú me transforme y aprendemos a vivir a la imagen y a la similitud de tu Amado Hijo Nuestro Señor Jesucristo, tratar de llegar a su estatura, a la estatura perfecta de aquel que nos amó tanto que dio su vida por nosotros y pon en mi corazón el accionar para que con otros en amor, que seas tú el vínculo que me una al que está a mi lado, al que está detrás, al que pasa frente a mi casa, al que viene a mi Iglesia, al que pueda tocar e invitarlo Señor para que se encuentre contigo, pidamos grandemente a Dios que transforme a partir de hoy nuestras vidas acorde a su voluntad.


Que El Señor les bendiga,

M.L Lubin Marin

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