Mateo 13:1-9, 18-23
Jesús nos presenta un mensaje que va más allá de las palabras y que él lo mostró en su accionar en el espacio donde tuvo lugar su ministerio, un mensaje de amor y compasión hacia aquellos que lo necesitaban. Este mensaje le ocasionó diversos problemas y controversias con los líderes del momento, quienes le seguían de cerca para inspeccionar lo que hacía y decia. El mensaje que Jesús les va a dar está conectado con lo que él les dijo en Mateo 11:19 "La sabiduría de Dios se demuestra por sus resultados". Escuchar La Palabra tiene sus resultados y Jesús, obedientemente los cumplió con hechos, al sanar, liberar, enseñar y acompañar a las personas de su tiempo y nos invita y nos envía hoy a cumplir con nuestra responsabilidad y compromiso de sembrar las Buenas Nuevas a todas y todos.
Jesús utiliza 3 elementos esenciales para lograr una buena cosecha, el sembrador, la semilla y el terreno. Los 3 son necesarios, pero Jesús está vez , le preocupa los que escuchan o reciben la Palabra y la entienden. A su alrededor había mucha gente que escuchaba, pero no entendían el mensaje de Jesús, un mensaje centrado en el ser humano y su necesidad. Es por eso que Jesús les habla de los 4 tipos de terrenos donde es sembrada la Palabra, él sabía que no todos estaban dispuestos a vivir este evangelio que tenía sus exigencias y consecuencias.
El primer tipo de terreno donde suele caer la semilla del evangelio es aquel que escucha La Palabra, pero no entiende el mensaje del reino de Dios y fácilmente son llevados por el mal, el enemigo quita de ellos lo que ha sido sembrado, no logra germinar la semilla. En el terreno pedregoso, que es uno de los más comunes, la Palabra es recibida con entusiasmo y vemos con esperanza que dará un buen resultado, una gran cosecha, pues germina rápidamente, pero no tiene raíz y cualquier dificultad o aflicción lo quema, lo aparta del Señor, quizá creía que todo iba a ser gozo y que se había librado de las aflicciones de este mundo.
En el tercer terreno nos encontramos con los que oyen el mensaje, lo reciben y crece en ellos, pero no logra la transformación necesaria, sino que los negocios, el trabajo, la acumulación de bienes ocupa su tiempo y se olvidan del mensaje del Reino de Dios. Por último está el terreno que da una buena cosecha, logra el efecto esperado. El mensaje de Jesús ha Sido sembrado en nuestros corazones, pero debemos preguntarnos sí realmente ha dado una buena cosecha, un buen fruto, un buen resultado en nuestras vidas y ha impactado a otros, ha logrado una transformación en nosotros. Qué Dios nos ayude a ser un buen terreno!
Rvda. Zaida Lara. Pastora de la I.P. Nazareth Cupira. Getsemani San José de Onova
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