LECTURA: Mateo 1:18-21
Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre (Fil. 2:9)
Sólo en el nombre de Jesús hay salvación, en su nombre oramos al Padre, en su nombre nos reunimos, en su nombre predicamos, ante ese nombre toda rodilla se dobla, con ese nombre él se manifestó como el resucitado, y quien dio su vida por nosotros y nosotras, fue únicamente Jesús, no hubo, ni hay otro.
Entonces, ¿Por qué darle la gloria y el protagonismo a otro?
En esta temporada, muchos acostumbran a celebrar a un personaje con barba blanca y traje rojo, lo colocan en las puertas, en las paredes, le escriben cartas, y otras cosas que le hacen. Lo más lamentable de esto; es que algunos que tienen conocimiento de la Palabra, caen en esa adoración. Sí, adoración, porque adoración es el culto que se le rinde a la persona o cosa que se considera divina. Es rendir tributo y homenaje o hacer reverencia a alguien o a una divinidad, venerándose, y lo suelen expresar hasta con cantos e himnos.
“Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados “(Mateo 1:20-21 RV 1960).
Si, Jesús es nuestro Salvador, quien nos salva y santifica. Jesús, es nuestro Redentor, porque él es quien nos liberta del pecado. Él es nuestro Mediador, el que intercede al Padre por nosotros y nosotras. Jesús es la cabeza de la Iglesia, es nuestro Rey, el Rey de reyes y Señor de señores.
A Jesús es a quien debemos adorar, brindarle nuestro amor, reverencia, admiración, servicio y devoción. Dios mandó a Moisés que le adorara, porque a él sólo servirás, y esa orden es también para nosotros (as). Y él, nos sigue diciendo en su Palabra “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas “(Marcos 12:30 NVI)
Recordemos que Dios es celoso, cómo lo dice (Ex. 20:5; 34:14; Deut. 4:23-24; 5:9; 6:15; 32:16; Jos. 24:19; Sal. 78:58; 79:5)
Seamos fieles al Señor, adorándole, dándole el lugar que debe ocupar en nuestras vidas.
¡El Protagonista Verdadero es JESÚS!
M. L. Osdalys E. Francia de Miranda
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