Lucas 4:1-13

En el pasaje del evangelio para hoy nos encontramos con que Jesús, el Divino Maestro, fue objeto de la tentación. Se trata de un pasaje muy conocido donde el propio diablo es el tentador. Se presentan 3 tipos de tentación:
A) la tentación materialista, hambre de pan y otras necesidades nos pueden llevar a buscar satisfacción de éstas a como dé lugar, poniendo lo material por encima de todo y por encima de todos, por encima de la Palabra de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan—“No con solo el pan vivirá el hombre, mas con toda palabra que sale de la boca de Dios”. Hoy esta tentación se manifiesta en el llamado “evangelio de la prosperidad”.
B) la tentación de la espectacularidad, la milagrería: échate abajo desde las almenas del templo—“No tentarás al Señor tu Dios”. Caer en la espectacularidad en nuestro culto y práctica de vida cristiana es “tentar a Dios con las manos sucias”, rayando en lo mágico, religión opio del pueblo de los tele-predicadores y milagreros.
C) la tentación del poder, los reinos de este mundo, la adoración idolátrica, la propia iglesia como ídolo, centro de poder político aliada a los poderes de este mundo, al gran capital, a los emporios mediáticos y burguesías explotadoras—todo esto te daré, si postrado me adorares. Jesús rechaza esta tentación—“al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás”. Jesús el Cristo es tentado como nosotros, pero no cae en la tentación, vence la tentación—y así se convierte en nuestra salvación, nuestra liberación, nuestra esperanza, nuestra redención y perdón a pesar de nuestro pecado.
Rev. Edgar Moros Ruano, Ankara
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