Marcos 1:1-23
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El Evangelio de Marcos nos narra la controversia que se presentó entre Jesús y los fariseos, quienes se dedicaban a la defensa y a velar por el cumplimiento de la ley judía.
Hay una gran diferencia entre la Ley de Dios dada a Moisés y las leyes dictadas "por los hombres", tal como las denomina Jesús en el versículo 7. Estas son leyes que desvirtúan el sentido y propósito de Dios para guiar al pueblo.
La tradición judía había formulado más de trescientas leyes que son catalogadas por Jesús, como "cargas" que ellos colocaban sobre las demás personas, pero que ellos mismos no estaban dispuestos a llevar. (Mateo 24:4-12). Con esta actitud demostraban una gran incoherencia entre lo que decían y hacían.
Los Fariseos estaban preocupados porque los discípulos no se lavaban las manos antes de comer, porque según las "leyes humanas", los hacían impuros. Sin embargo, Jesús no se queda en lo superficial y va al fondo del asunto. Jesús, recurriendo a las palabras del profeta Isaías, los llama "hipócritas" porque honran a Dios con la boca, pero sus corazones están lejos de Dios. (Vers. 6). Jesús los confronta con su decir y su hacer.
Eran tan falsos que incumplían el mandamiento de honrar a los padres, cuando les negaban el sustento, apelando a uno de sus "mandamientos" que dice, que no podían hacerlo, porque que todo lo que tenían había sido ofrecido a Dios. (Vers 11).
Jesús aprovecha el momento, para enseñar que lo que hace impuro o que contamina al ser humano no es lo que entra por su boca sino, lo que sale de su corazón (Vers. 15), a través de lo que se piensa, se dice y se hace. Marcos, nos presenta una lista de actitudes que se anidan en nuestros corazones y que al salir de nuestro interior no solamente nos contaminan, sino que también afectan a las demás personas, entre ella se resaltan: los malos pensamientos, las inmoralidades sexuales, el robo, el asesinato, el adulterio, la codicia, la maldad, el engaño, los vicios, las envidias, los chismes, el orgullo y la falta de capacidad para tomar decisiones apropiadas.
Lo que pensamos, decimos y hacemos, ponen de manifiesto nuestra verdadera personalidad y nuestra manera de concebir y vivir la fe cristiana. Parafraseando el proverbio popular: "dime con quién andas y te diré quién eres", podemos decir: dime lo que sientes, lo piensas, lo que dices, lo que haces y te diré que tipo de cristiano eres y que tipo de religión profesas.
Señor, en medio de un mundo lleno de hipocresía y falsa religiosidad, ayúdanos para que mediante nuestro actuar, demos verdadero testimonio que pensamos, sentimos, que actuamos como tú, a tu manera, y no a la nuestra. Que cada día reflejemos tu gracia, tu misericordia y tu amor, que transforman a las personas y al mundo.
AMÉN
Rvdo. Uriel Ramírez
Pastor Iglesia El Buen Pastor-Guarenas
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