Lucas 13:31-35
Nuevamente Jesús se enfrenta al adversario, que se opone a la Misión que Dios encomendó a su Hijo Amado, la del sacrificio, con el fin de restablecer la comunión del ser humano con Dios. Esta vez lo hace a través de los fariseos, que le dicen:"Vete de aquí, porque Herodes te quiere matar". No sabemos si era o no cierto, pero es una manera de sacarlo del camino. El domingo reflexionamos acerca de las 3 tentaciones de Jesús, cuya finalidad era impedir que el Señor iniciará su Ministerio para el cual Dios lo envió, dónde observamos a un Jesús firme en su Misión, él sabía hacia donde iba y cuál era el propósito de su venida.
En este episodio vemos a un Jesús muy consciente de su labor en el camino a Jerusalén y además, conocía a Herodes y sabía lo que era capaz de hacer, por eso se expresa con ironía y lo llama zorra, por la astucia con la cual actuaba. Jesús manifiesta a los fariseos cuál es su misión, servir a todos aquellos que lo necesitan los enfermos, los endemoniados, los excluidos, que se lo digan a Herodes que nada lo va a desviar de su camino, que a pesar de él, va a culminar lo que empezó.
El escritor introduce el lamento de Jesús sobre Jerusalén, que se había caracterizado por rechazar y matar a todos los enviados por Dios. Pero aún así, Jesús se compadece de ellos y compara lo que siente con la protección de la gallina, que cobija a sus polluelos, de esa misma manera él quisiera cobijarlos, protegerlos, cómo siempre lo ha hecho, pues su misericordia es nueva cada mañana. Su pueblo ha rechazado a su Señor y Salvador, y eso trae sus consecuencias, la destrucción, la desolación, hasta que un día tenga que reconocerle con toda su Gloria.
Nosotros y nosotras constantemente enfrentamos situaciones que buscan apartarnos del camino, problemas, enfermedades, miedos, desánimo, decepciones, pero al igual que Jesús debemos resistir y estar claro cuál es nuestra misión en estás circunstancias que estamos viviendo, un mundo de espaldas a Dios, lleno de egoísmo, de maldad, de desesperanzas. Allí es donde tenemos que actuar y no dejar de servir al prójimo que nos necesita, acompañarle en su proceso de vida, sin que nada nos detenga, ni nos haga perder la visión y la misión que nos ha sido dada. Jesús está dispuesto a cobijarnos, a estar con nosotros y nosotras, su compañía y atención no nos van a faltar.
Cómo venezolanos hemos visto la protección de Dios, nos ha sostenido, nos ha acompañado en este caminar, que ha sido difícil, pero hemos contado con él, nos ha provisto de lo que necesitamos, nos ha fortalecido, nos ha ayudado a encontrar salidas a las ciscunstancias más deprimentes. Dios nos ha llamado a que hagamos lo mismo con los que están a nuestro alrededor y es nuestra responsabilidad responder a su llamado, sus brazos están extendidos para cobijarnos, fortalecernos y animarnos. Respondamos a su llamado y que nada nos detenga en el camino.
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