Lucas 2:22-40
“Ahora, Señor, tu promesa está cumplida: puedes dejar que tu siervo muera en paz. Porque ya he visto la salvación que has comenzado a realizar a la vista de todos los pueblos, la luz que alumbrará a las naciones y la gloria de tu pueblo Israel” Lucas 2:29-32. “… “Ana servía día y noche al Señor… Ana en ese mismo momento, comenzó a dar gracias a Dios y a hablar del niño Jesús a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén” Lucas 2:36-38
El texto de Lucas 2:22-40 nos resulta bien interesante, porque de forma breve bosqueja un resumen que va desde los sucesos previos al nacimiento de Jesús, hasta dejarnos frente a las características de su crecimiento: “Y el niño crecía y se hacía más fuerte, estaba lleno de sabiduría y gozaba del favor de Dios.” Lucas 2:39 y 40. A través de su narración, Lucas nos permite recorrer con María y José, el camino desde Nazaret, población rural, ubicada en la periferia, hasta llegar a Jerusalén, el centro del poder religioso y de los rituales. A través de lo expresado por Simeón y luego por Ana, son reveladas implicaciones de la Misión de Jesús, para el cumplimiento de la Historia de la Salvación. Así mismo, descubrimos algunas claves que se convierten en retos, que les son necesarios asumir a las posteriores generaciones, incluyendo a la nuestra.
María y José para cumplir el rito de la purificación de María, traen dos pichones de palomas. Esto, nos indica que eran personas pobres, que se acogen a la excepción de la ley, que está instruida en Levítico 12:8: "Y si la madre no tiene lo suficiente para un cordero, podrá tomar dos tórtolas o dos pichones de paloma, uno para ofrecerlo en holocausto y otro como sacrificio por el pecado; entonces el sacerdote pedirá el perdón de ella, y ella quedará purificada". Es importante tomar en cuenta este detalle, porque aclara la condición socioeconómica de María y José. Por medio de Lucas, podemos observar que Jesús nace como un pobre más entre los pobres, y es desde su condición de pobre, que asume como esencia de su ministerio, la defensa de las y de los pobres. Este elemento tan significativo, es una de las claves fundamentales para enrumbar el ministerio de la Iglesia seguidora de Jesús, para no desviar el camino ni cambiar el enfoque. En la realidad que vivimos, es pertinente preguntarnos como comunidad de fe: ¿nuestra opción es la misma de Jesús?
Simeón y Ana, ambos son profetas y ya de avanzada edad, han sido sostenidos con la llenura del Espíritu Santo para esper con fe, paciente y confiadamente el cumplimiento de la promesa, que sería para consolar al pueblo sufriente de Israel, y al ver que en este niño ya se ha hecho una realidad, están listos para morir. Esta llenura del Espíritu Santo, se convierte en una segunda clave para que la iglesia seguidora de Jesús, sea fortalecida y lleve adelante el ministerio que le ha sido encomendado, según Lucas 4:19-19 “El Espíritu del Señor está sobre mi…”. En este mismo orden de ideas, en Ana nos surge como una tercera clave su actitud de servicio permanente al Señor y una cuarta clave, su constante proclamación sobre la identidad mesiánica de Jesús, a quienes en medio de una dura situación socioeconómica, política y religiosa, esperaban la liberación de Jerusalén.
El texto de Lucas sugerido por el Calendario Litúrgico, precisamente para este domingo 31 de diciembre 2023, nos reta actuar, a promover una nueva humanidad a través de la ternura de ese niño pequeño, quien revela al Dios humano, que acontece en medio del dolor, del sufrimiento y la desesperanza del pueblo empobrecido. Para ello, les invito a apropiarnos de las claves, a las cuales hemos hecho mención: 1. Opción por las y los pobres tal como lo hizo Jesús. 2. Esperar con fe y paciencia activa, que se cumpla definitivamente la promesa del Reino de Dios. 3. El Servicio permanente como característica básica de la comunidad de fe. 4. Constancia en la proclamación sobre Jesús el Mesías, para quienes sufren y esperan su liberación definitiva.
Con la alegría y gratitud que expresaron el Profeta Simeón y la Profetisa Ana, y con esperanza renovada, que Dios nos seguirá acompañando en la construcción de un mundo de amor, justicia y paz, recibamos el año 2024.
Rvda. María Jiménez de Ramírez
Pastora Iglesia Presbiteriana Príncipe de Paz-Caracas
Diciembre 31-2023
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