Mateo 4:12-23
El evangelio para hoy nos presenta un pasaje donde se narra el inicio del ministerio de Jesús, pasaje muy adecuado para este primer mes del nuevo año 2023. Jesús estuvo en el desierto donde había sido tentado por el diablo y lo había vencido. Ahora, después de enterarse de que Juan estaba preso, dejó a Nazaret y volvió a Galilea, a la ciudad de Capernaúm, donde inició su ministerio.
Lo primero que hizo, pasando junto al lago o mar de Galilea, es muy significativo. Vio a dos hermanos, pescadores, uno llamado Pedro y su hermano Andrés, que echaban sus redes en el mar, y les dijo “Venid en pos de mí y os haré pescadores de la gente”. Ellos dejando sus redes, lo siguieron. Luego llamó a otros dos hermanos, pescadores también, Jacobo y su hermano Juan, quienes se hallaban en la barca de su padre Zebedeo, y ante el llamado dejaron la barca y a su padre y siguieron a Jesús. Notemos que estos eran pescadores, hombres sencillos, seguramente de pocas letras, trabajadores, no gente encumbrada, pero Jesús los hizo sus discípulos.
Nosotros los seguidores de Jesús, la Iglesia del siglo XXI, hemos de predicar a nuestro pueblo sencillo también, a toda criatura, trabajadores, obreros, campesinos, tal como lo hizo el Maestro. Pero Jesús no se quedó ahí. Dice el pasaje que Jesús recorría toda Galilea, “enseñando en las sinagogas de ellos”. Su predicación y su enseñanza en las sinagogas tenía que llegar a un público amplio. Allí se congregaban desde los escribas, fariseos y saduceos, hasta el pueblo llano. Siguiendo este ejemplo, también nosotros hemos de predicar a los letrados, intelectuales y al pueblo llano.
Pero ¿qué predicaba Jesús? ¿cuál era su mensaje? No era el evangelio de la prosperidad, ni un barato “pare de sufrir”. Se nos dice que Jesús comenzó a predicar y a decir “arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. El “arrepentíos” de una vida pecaminosa, sin Dios, era el paso inicial necesario para entrar en el Reino. Fijémonos en el hecho de que la predicación del “reino de Dios” es el mensaje central de la predicación de Jesús y por tanto ha de ser el mensaje central de la Iglesia de hoy.
Rev. Edgar Moros Ruano, Ankara
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