San Lucas 6: 27 al 38.
"Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes". (San Lucas 6: 41).
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Amar, es el reto más grande en el Evangelio, es un desafio que va más allá de nuestra comprensión humana y religiosa del amor y su alcance en nuestras vidas.
Amar a los enemigos, tal como Jesús lo plantea, exige un cambio profundo en nuestra naturaleza humana y en nuestra concepción cultural y hasta religiosa.
No es una mera exigencia, sino que también es un requisito moral y ético que puede poner a prueba la sinceridad de nuestra conversión y compromiso con Jesús.
Amar es perdonar, tolerar, soportar, no es tan sólo un sentimiento, es un compromiso con una nueva vida, con una nueva mentalidad y una auténtica espiritualidad.
La conversión representa nueva vida, transformación, y nos exige aplicar en nuestras vidas el principio de Metanoia o transformación profunda del corazón y conversión auténtica.
"El que roba, que no robe más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad". (Efesios 4:28).
El Evangelio exige un cambio de vida sincero y no seguir viviendo de apariencias o de simples teorías doctrinales, porque quién sigue a Jesús debe experimentar un auténtico compromiso con la nueva humanidad que Jesús quiere formar en nuestras vidas.
Metanoia viene del griego μετά (metá) "más allá" o "después" y νόος (noeō) que significa "percepción" o "comprensión" o "mente".
No hay una verdadera conversión si no hay en nosotros y nosotras una verdadera conversión.
Para Jesús no tiene sentido, amar sólo a quíen nos ama o ser generosos sólo con quienes nos pueden devolver los favores y préstamos. Él introduce un desafío a quienes dicen creer en él, debemos hacer lo que creemos que es imposible hacer para que nosotros y nosotras podamos dar un testimonio efectivo.
¿Qué mérito tienen ustedes al amar solamente a quienes los aman? Aun los pecadores lo hacen así. ¿Y qué mérito tienen ustedes al hacer bien a quienes les hacen bien? Aun los pecadores actúan así. (V. 32 y 33).
Los retos que Jesús nos hace no son fáciles o sencillos, él exige de nosotros lo imposible, pero nunca nos pide algo que él no esté dispuesto a hacer para darnos ejemplo, él nos enseña desde la Cruz la prueba más grande de amor a los enemigos. "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". (San Lucas 23:34).
El Evangelio nos permite oír la voz de Jesús ordenando amar de manera correcta, sin prejuicios ni rencores. Amar de verdad, no por interés o conveniencias. Nos deja oír de nuevo aquella dulce voz de nuestro Señor cuando nos dice: -"A ustedes se les enseñó: Amaras a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por los que les persiguen, para que sean hijos de nuestrro Padre que está en los cielos; porque El hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos". (Mateo 5:43 al 48).
Rev. Obed Juan Vizcaíno Nájera
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